El vuelo FR937 de Ryanair, que cubría la ruta entre Turín y Lamezia Terme, se convirtió en una auténtica pesadilla para sus pasajeros el pasado 20 de noviembre. Lo que prometía ser un trayecto de poco más de una hora acabó transformándose en una experiencia de tensión y pánico a bordo debido a un fallo técnico que obligó al avión a regresar al aeropuerto de partida.
Tras el despegue, el avión comenzó a volar en círculos sobre los Alpes, lo que no pasó desapercibido para los pasajeros. Durante más de media hora, la tripulación solicitó que permanecieran sentados y con el cinturón de seguridad abrochado, pero sin proporcionar explicaciones claras, lo que desató la preocupación en el interior de la aeronave. A medida que pasaban los minutos, algunos pasajeros rompieron a llorar, otros gritaban, e incluso hubo quien llegó a vomitar por el estrés acumulado.
Finalmente, el avión aterrizó en el aeropuerto de Caselle a las 11:15, después de que el piloto decidiera regresar debido a la pérdida de comunicación con la torre de control. Según explicó posteriormente el comandante, la decisión de permanecer en el aire antes de regresar obedeció estrictamente a protocolos de seguridad.
A pesar de que el aterrizaje fue seguro y no se reportaron daños ni heridos, el impacto emocional en los pasajeros fue notable. Muchos de ellos se mostraron conmocionados tras el incidente, y al menos veinte decidieron no continuar su viaje hacia Lamezia Terme.
«Nos dijeron que permaneciéramos en silencio y con el cinturón abrochado, pero nadie nos explicó lo que estaba ocurriendo. Fue un momento aterrador», declaró uno de los pasajeros tras el aterrizaje.
El incidente pone de manifiesto la importancia de la comunicación clara por parte de las aerolíneas en situaciones de emergencia, ya que la incertidumbre puede agravar el estrés y la ansiedad de los pasajeros.
¿Puedo reclamar a Ryanair una recompensa?
Aunque el vuelo pudo completarse más tarde, algunos pasajeros podrían tener derecho a asistencia por parte de la aerolínea. Entre los servicios que deberían haberse ofrecido se incluyen comida y bebida durante la espera, alojamiento en caso de que fuera necesario pasar la noche, y transporte alternativo hacia el destino final.
En este caso concreto, dado que el fallo técnico implicó una pérdida de comunicación con la torre de control, podría considerarse una circunstancia extraordinaria, lo que eximiría a Ryanair de pagar compensaciones económicas según el Reglamento (CE) N.º 261/2004. No obstante, es esencial que los afectados conserven toda la documentación relacionada con el vuelo y contacten con la aerolínea si desean reclamar algún tipo de compensación o asistencia.
Este episodio, aunque poco frecuente, sirve como recordatorio de que las incidencias aéreas pueden ocurrir incluso en vuelos cortos, y resalta la necesidad de protocolos claros y efectivos para garantizar la seguridad y el bienestar de los pasajeros.